lunes, 30 de marzo de 2015

Sabotaje, subversión y cábala El sabotaje, por definición, es la deconstrucción y ruptura de un sistema. El orden, por paradójico que sea, sólo se comprende cuando se lo rompe, cuando se lo sabotea y salen a luz sus intrínsecas finalidades. Pero, como sabiamente expresa una frase , para encontrar sentido a un orden establecido, paradójicamente, debemos subvertirlo, romperlo, destruirlo, y sólo así entenderemos, del mismo modo que para entender la trama de un dibujo de un tapiz, debemos darlo vuelta y estudiar cómo se comportan sus hilos en el revés de la trama. Dicho de manera brutal: sólo la ruptura del orden nos devuelve y revela el sentido de dicho orden. Paradoja pura. Dinamita para los estructurados. Uno de los postulados intrínsecos del juego del que se sirve la Cábala para exprimir las verdades del texto es el Tzeruf. Consiste en romper el orden de las letras de una palabra, y a partir de allí crear nuevos (posibles) ordenamientos que nos proporcionen nuevas herramientas de análisis y nuevas perspectivas, a partir de la formación de nuevas palabras cuya estructura esté conformada por las mismas letras de las palabra utilizada como punto de partida, pero con otros significados. El tzeruf es en la mística hebrea una herramienta de prueba del alma del individuo, ya que la palabra se asocia a los tormentos que debe experimentar el fiel, impuestos por la divinidad para examinar su alma; el término se asocia a la fundición de un metal para comprobar su pureza, y la aleación de la que está compuesto, de manera que implícitamente alude al calor que lo saca de su estado sólido. Por lo tanto, implica el calor, el fuego que soltará la firmeza del metal, fundiéndolo, para ver adentro, y por lo tanto es una prueba que trae dolor, crisis, soltura de las reglas a las que uno se hallaba sujeto. Se trata de una ruptura del orden dado para probar, para sopesar al hombre (en Cábala al menos) ése es el fin de esta reconstrucción llamada tzeruf: comprobar de qué está hecho el corazón, el alma del hombre, qué secretos guarda e su interior, y hasta qué momento puede ser forzado y hasta qué punto es fiel a la Divinidad. La Cábala está íntimamente ligada entonces a la subversión de un sistema, a su forzado y ruptura, de manera que es rebelde y subversiva por naturaleza. El boicot es su principal herramienta de trabajo, el sabotaje es su carta de identidad, una violencia concebida como lícita sobre las palabras, que las deconstruye para reconstruirlas de una forma novedosa, refrescando e injertando nueva vida y juventud en ese proceso. Cábala y sabotaje van de la mano, siempre dentro de ciertos límites: las consonantes; las consonantes en hebreo son las estructuras fijas, los átomos del juego, los elementos sine qua non que protegen y nos ponen al margen del caos absoluto y a partir del cual no hay un regreso al orden, en su juego cósmico, de manera que el caos proporcionado como herramienta de trabajo de la cábala no deconstruye a ultranza (=destruir), sino hasta los cimientos inamovibles: las consonantes, más allá no se puede ir. No así las vocales, que son el espíritu, y que, como tales son totalmente libres. Por eso, en la íntima concepción de la palabra, para la mentalidad cabalística, están perfectamente equilibradas e imbricadas la libertad (vocales, espíritu) y la rigidez (consonantes, hueso): lo que significa la expresión jarut-jerut: Lo grabado, lo rígido, lo predeterminado es la libertad, y a su vez, la libertad se halla limitada... ambos conceptos, rigidez y libertad, en un paradójico cincuenta por ciento, de cuya fricción y conflicto eternos surge el mundo, mezcla quintaesencial y equilibrada de cosmos y caos. Otro elemento interesante es que la Divinidad misma es quien nos incentiva al tzeruf, es decir, si la Divinidad nos aconseja recurrir al desarmado del texto, nos invita a la tarea de la creación, como socios de ella, somos colaboradores en la creación, en el cosmos por la Divinidad creado (en perpetua creación). Hay elementos dados (el tiempo perfecto de la lengua hebrea) y elementos en donde nos es dable actuar, participar en la creación (tiempo imperfecto de la lengua hebrea). La deconstrucción y reconstrucción de un texto y de todo aquello que en la realidad nos es dable desarmar y volver a armar, es propiciar el sentido de plena pertenencia en libertad al mundo, lo cual le ha sido confiado solamente al hombre. Diego Márquez

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