La cábala de la sombra
Umbra profunda sumus, Giordano Bruno
Entre los múltiples componentes del Yo, en el misterioso Egipto se hallaba la sombra. También la teoría analítica de la personalidad de Jung asocia a esa compleja célula del Yo a la sombra que le otorga tridimensionalidad, y que aporta su cuota de oscuridad al Ser del hombre, brindándole cuerpo y densidad, ya que sin ella sería una figura plana sin sustancia.
Cabalísticamente, la palabra de seguro puede aportarnos gran conocimiento sobre sus nexos con otros conceptos y con la forma en que la Divinidad construye os componentes del Universo, mediante la combinación de las letras.
Sombra en hebreo es tsal, palabra que por gematria vale 120. Su reverso es lets, palabra que ya hallamos en el Salmo primero como sinónimo del burlón, del que se ríe, del que imita con malicia a los demás, ridiculizándolos. Curiosamente, la sombra posee la característica de la esclavitud y el remedo de su poseedor.
Posiblemente la misma raíz que posee el vocablo tsal sombra, la comparte tselem, que significa imagen, silueta, lo cual es evidente en el hecho de que la sombra lo es, es una forma de un cuerpo que se recorta contra la luz. Esto nos recuerda a un vocablo muy importante: atsal, que significa cercanía.
Si observamos la estructura del vocablo (aleph, tsade, lamed), comprobamos que se trata de una tsade en medio de uno de los nombres divinos: aleph-lamed. De manera que es una palabra de gran importancia, puesto que la tsade significa cierta presión, y al interponerse o colocarse entre ambas letras sagradas, nos habla de cierto “exprimimiento” de la Divinidad .
De manera que la cercanía es un plegamiento de la Divinidad sobre Ella misma, por expresarlo de cierto modo, que permite encontrarla más cerca de su buscador. De aquí el origen del término atsiluth, que refiere, de los mundos, al más cercano a la instancia del Creador.
Esto parece aludir de algún modo a la sombra, pues a medida que un cuerpo se acerca más y más al foco de la luz que lo ilumina, su sombra se modifica.
De manera que el acercamiento progresivo al Creador, (muy próximo en el Olam Asilut) tendría que ver con la modificación del a propia sombra, si entendemos con ella, según la teoría analítica de la personalidad de Jung la parte negativa y a desarrollar de nuestras capacidades espirituales.
Otro término interesante, con respecto a tsal, es el de tsiltsil, que refiere a los panderos o címbalos y que, como una sombra, producen reverberancias o sombras de sonidos ecoicos.
No menos sugestivo es el vocablo atsal, pero que en vez de aleph, incorpora una ayn por lo que la palabra se compone tres letras: ayn, tsade y lamed, palabra que se asocia con la pereza y los dormilones. Si lo pensamos bien, la sombra sí es perezosa, pues carece de iniciativa propia, a la vez que burlona, pues sólo sabe remedar nuestros movimientos… al mismo tiempo, al rige la cercanía porque nunca se separa de nuestro cuerpo.
Un caso, este de tsal, la sombra, donde la palabra retrata fielmente las características de la cosa (pues son lo mismo): cercanía y ligazón al cuerpo que la genera, servilismo en los movimientos e incapacidad de autonomía (ociosidad), como lo posee el reflejo.
Pero las connotaciones del estudio cabalístico profundo de tsal, la sombra, pueden ir más lejos.
Primero, y en relación con tselem, imagen, y tsal, sombra, debemos considerar la temurah que se produce rotando las letras de tselem, procedimiento mediante el cual obtenemos melits, parábola. Es una rotación muy importante, ya que una parábola es precisamente eso: una imagen, un símil mediante el cual aludimos a realidades de manera simbólica; y deberíamos quedar maravillados al considerar que la palabra símil está compuesta de sonidos prácticamente idénticos a melits, sólo que dispuestos en otro orden. A la vez, el vínculo con sombra sigue presente, ya que una parábola es asimismo una sombra de algo que se expresa de manera simplificada, para su comprensión por los muchos.
Asimismo debemos recordar que el hombre, Adam, fue creado a imagen y semejanza de D’os; a Su imagen se dice en hebreo betsalmó, que se traduce a su imagen o en su imagen; la palabra es tselem, que significa imagen y que también se halla compuesta del vocablo tsal, sombra, ya que una sombra es una imagen, y viceversa; tselem, imagen y tsal, sombra difieren solamente en una letra que agrega tselem, la mem que significa aguas y es una de las dos letras que forman los plurales, como si tselem fuese un plural de tsal, sombra, de manera que la incorporación de muchas sombras en forma de capas, se me ocurre, formara una especie de sombra tridimensional, la imagen de una cosa, como decía Bruno: umbra profunda sumus: somos una sombra con profundidad, tridimensional..
Que el Génesis utilice la expresión betsalmó al referirse al modo en que la Divinidad creó a Adam anticipa y expresa con excelencia inigualable lo que Platón intentó explicar con la doctrina de los Arquetipos.
Adam es sombra de Elokim, Adam es reflejo de Elokim, y como tal, contiene en sí toda la perfección divina, mientras no se degrade ni caiga.
Otra interesante relación es la que se establece entre tsal, sombra y costilla. Cuando D’os crea a la mujer de la costilla de Adam, lo duerme en un profundo sueño (taridemah, palabra tan parecida a dream) y de su costilla le extrae la que a partir de entonces será su compañera.
Costilla en hebreo es tsala, y también es la palabra hebrea que significa lado, costado, además de ser arcanamente un termino similar a costilla, es decir, en costilla se encuentra la tsade y la lamed que forman sombra; de ello podemos colegir que así como Adam es reflejo o sombra de Elokim, Eva es reflejo sombra de Adam, ya que costilla y sombra, en hebreo son dos palabras tan afines entre sí. Esto tiene su explicación también en la gematria, ya que dam, cuya gematria es 45, y si se le resta 26, que es la gematria del Tetragrama, obtenemos 219, el valor por gematria de Havah, Eva.
Finalmente, es interesante la relación entre sombra y tsala, costado, ya que la sombra siempre nos sigue a la vera de nuestra realidad, física, lo cual una vez más nos revela esa maravillosa perfección del hebreo, que según vimos, es muy atractiva en la palabra tsal, ya que sus características sobresalientes: ser adulona, ser imagen, ser ociosa, ser cercana (y ahora según esta afinidad con el vocablo para costado) sestar siempre a nuestro lado, vibran en las palabras que rodean su realidad y las características que la definen.
Para terminar, quisiera agregar un dato curioso e inquietante, y que es el hecho de que la sombra ocupe un lugar tan importante tanto en la teoría jungiana de la personalidad, y entre los componentes del individuo para la cosmovisión egipcia. Para Jung, la sombra es la parte negativa sin la cual todo individuo sería bidimensional, estático, sin capacidad de transformación, sin capacidad de autocuestionamiento, y una fuerza motora que no s empuja a continuar en el eterno proceso de la vida, con lo cual se equipara con lo que parece querer susurrarnos Bruno con la frase de que el hombre es una sombra con relieve; para los egipcios, la sombra es, oscuramente uno de los múltiples componentes, junto con el ba, el ak y el ka, una parte de su compleja existencia. Quizás los pérfidos magos egipcios supiesen, manejando la red del universoy sus leyes, despojar a la sombra de sus características de estar adosada, de ser dependiente, y esclava del sujeto que la produce, y dotándola de independencia, le permitían obrar como un sujeto independiente, de manera que los hechiceros más oscuros cultores de la religión egipcia podían hacer actuar a sus sombras como esclavos de ellos y ponerlas a su completo servicio.
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