viernes, 16 de marzo de 2012

La música del corazón

La música del corazón


Hay una moneda muy bella, de oro, considerada la primera moneda acuñada por Egipto, cuando había recuerda momentáneamente su soberanía del dominio aqueménida y le quedaban algunos años, antes de ser fagocitado por el ecumenismo helénico de Alejandro.
Es una de las pocas monedas propiamente egipcias. Se trata de una pieza de oro a nombre de uno de los postreros faraones: Nectanebo II, en realidad, el último, perteneciente a la XXX dinastía, acuñada entre el 359 y el 341 a.C. Muestra una corazón unido a su tráquea y ambos ceñidos por un collar del que penden algunas cuentas, jeroglífico que se interpreta en sentido fonético, como una combinación entre las palabras: 1) nefer que se asocia con la pureza, y la palabra nub, aludida por el collar que rodea a la tráquea, que puede significar también “oro”. Por eso la reunión de estos dos jeroglíficos se puede interpretar como buen oro, o también puro oro, aludiendo al metal de la moneda.









Sírvanos dicha pieza pues, para entrar en el bellísimo ludus que es el mundo y el laberinto de los símbolos.
Pero el jeroglífico del corazón tiene connotaciones ecoicas y reverberos cósmicos que resuenan de mil maneras, con contrapuntos desbordantes y que ni siquiera se pierden en la vasta bóveda del firmamento.





Quisiera hermanar aquí la tradición humanística emparentada con el culto de la imagen, comentando específicamente uno de los Emblemata de Andrea Alciato, pero a la vez relacionándolo con la qabbalah hebrea y con la tradición egipcia auténtica, tal como habrían deseado fervientemente lograr (si un más profundo conocimiento de los jeroglíficos egipcios hubieran estado a su alcance, Horus Apolo, Ficino, Pico,Valeriano, Bruno, o Kircher).
El corazón unido a una tráquea es el jeroglífico asociado al vocablo nefer, que en egipcio refiere principalmente a la belleza y a la pureza, y quizás desde aquí vienen vibrando expresiones que asocian al corazón y a la bondad con el noble metal, como por ejemplo en la frase de antiguo cuño “tiene un corazón de oro”. Este jeroglífico se estilizó y por una semejanza que parece más bien trasuntar un parentesco arcano y maravilloso, se asoció a la imagen de un laúd, cuya caja se parece a un corazón y su mástil con las clavijas y las cuerdas nos recuerdan a la tráquea, que tiene ciertos anillos en su parte superior, donde ¡justamente! están las cuerdas vocales. El parecido entre la forma de un laúd o una guitarra y un corazón unido a una tráquea es directamente maravilloso .

Por otra parte, en el Emblema X, Alciato habla sobre los acuerdos entre los seres humanos, la armonía que tiene que haber entre las voluntades, para que pueda producirse una alianza o u, como si solamente enfocándose en un acorde musical, pudiera darse la hermanación de los deseos y los pensamientos de los hombres., de donde surge la paz. Y coloca allí un laúd como símbolo de la música que nace del equilibrio y la armonía:






Emblema X: Foedera
Ad Maximilianum, Mediolani Ducem

Hanc citharam a lembi quae forma halieutica fertur,
Vendicat et propriam Musa Latina sibi,
Accipe Dux: Placeat nostrum hoc tibi tempore munus,
Quo nova cum sociis foedera inire paras.
Difficile est, nisi docto homini, tot tendere chordas;
Unaque si fuerit non bene tenta fides,
Ruptave (quod facile est) perit omnis gratia conchae,
Illeque praecellens cantus, ineptus erit.
Sic Itali coeunt proceres in foedera: concors
Nil est quod timeas, si tibi constet amor.
At si aliquis desciscat (uti plerumque videmus)
In nihilum illa omnis solvitur harmonia.
Recibe, duque, esta cítara, que por su forma de barquilla se llama haliéutica y que reivindica para sí la Musa Latina; ojalá te guste nuestro regalo, en este momento en que te dispones a entrar en nuevos pactos con aliados. Es difícil, salvo para el hombre docto, tocar tantas cuerdas, y si una sola cuerda no estuviera bien templada o se rompiera, lo cual es fácil, se arruinaría toda la gracia del instrumento y el excelentísimo canto resultaría deforme. Así ocurre cuando hacen alianzas los próceres de Italia: no hay nada que temer si hay concordia y te quieren, pero si alguno se separa, como vemos a menudo, toda aquella armonía viene a quedar en nada.

Por otra parte, hay una secreta correspondencia entre el corazón y el fruto del durazno (malum persicum) que es jeroglífico de aquel órgano, por su forma semejante a la de un corazón, así como su hoja se parece a una lengua, lo cual alude al perfecto acuerdo que debe existir, para que se engendre la armonía, entre el corazón y la lengua, ya que existen verdades que deben callarse y por otra parte nunca debe manifestarse algo con la lengua que no se halle verdaderamente contenido en el canope del corazón, de modo que ambos deben estar siempre en correspondencia, para que el laúd formado por la conjunción de estos dos órganos no desafine, es decir, que haya acuerdo entre lo que guarda tácito el corazón y lo que revela de él la lengua, caso contrario, surgirán las desafinaciones o, en otros términos, la mentira. Por eso el árbol del durazno alude al dios egipcio del silencio, Harpócrates. Tales arcanos nos son develados por Valeriano :

Cap. XVIII SILENTIVM
Silencio

Inter picturas omnino multas, quibus Aegiptii silentium significabant, Persicum etiam his admiscuere, eaque de causa arborem eam Harpocratei dedicarunt: fructum enim habert cordi, folium linguae simile, quasi sermonem, qui fructus est intelligentiae, sedem in corde, non in lingua habere deceat.

Entre las muchas pinturas a través de las cuales los Egipcios significaban al silencio, introdujeron la figura del durazno, y por la misma causa consagraron este árbol a Harpócrates, pues el fruto tiene la forma parecida a la de un durazno, mientras que la hoja, a la de una lengua, como exhortación de que las palabras, que son fruto de la inteligencia, deben tener su morada en el corazón, no en la lengua.
Cap. XIX COR
El Corazón

Sane cor per id pomum ostendi ita vulgo innotuit, ut id repetere superfluum videatur, tum nostro praesertim aevo juvenes puellaeque passim Persico telo transfossa missitent, quae cordis ital exulcerati indicia sint. Quin et Medii pomum id cordi tradunt mirifice conferre, naturamque, ajunt cordis figuram impressisse, ut cui esset genitum parti vel ex ipsa specie patefaceret. Ea quoque manifesta sunt, quae Plutarchus libro de Iside et Osiride conscripsit, arborem hanc Isidi fuisse lacram, quod pomum ejus humani cordis figuram, folium vero linguae prae se ferat. Nam cum Isis parà tò eidoo sit, sapientiam hoc indicat intellectu primam concipi, sed parum hoc prodesse, nisi etiam in mortalium usum enuncietur.

Es algo tan difundido que el corazón se simboliza mediante la fruta del durazno,, que sería inútil repetirlo, en atención a que incluso en nuestros tiempos los jóvenes y doncellas se encargan de enviar duraznos traspasados con una flecha, como jeroglíficos de un corazón herido por amor.
Por lo demás, los médicos sostienen que el durazno es una fruta maravillosamente saludable para curar los males del corazón, y que la naturaleza le ha conferido una figura semejante a fin de dar a conocer por esa forma qué utilidad y provecho puede sacarse de ella.
Según lo que Plutarco escribe sobre Isis y Osiris, es igualmente manifiesto que el durazno estaba consagrado a Isis, en la medida en que su fruto nos recuerda un corazón y sus follajes se parecen a lenguas. Pues dado que Isis es una palabra que proviene de un verbo griego que significa saber, ello demuestra que toda sabiduría es concebida primeramente en el entendimiento, pero que ello es de poco provecho si los hombres no saben usarla en su propio beneficio.

CAP. XX VERITAS
La verdad

Quod si pomum adhaerescente folio uno tantum pinxissent, veritatis id signum erat: quippe quod ea species linguam cordi conjunctam ostendit, ac perinde sermo cordis ipsius penetralia adaperiat, non aliud quippe sentiat, aliud proloquatur: cujusmodi orationem ingenue et citra fucum loquentis esse debere diximus in Bulla. Quare Gregorius ad Joan. Episcopum Ravennatem scribens, Christiani viri officium esse monet, ne aliud ore loquatur, aliud in corde habeat.

Y si pintaban un fruto de durazno al cual estaba fijada una sola hoja, tal cosa era signo de la verdad, porque tal jeroglífico representa a una lengua unida a su corazón, y por lo tanto indica que las palabras deben manifestar las cosas encerradas en el corazón, de manera que no se sienta una cosa y se comunique otra, tal como hemos dicho en el tratado en que estudiamos el símbolo del collar, que debe ser el discurso de quien hable con sinceridad y sin fingimientos.
Por ello san Juan, cuando escribe al obispo de Rávena, dice que es deber del hombre cristiano no pensar una cosa y abrigar a la vez en su corazón una diferente.


De lo que hemos citado, podemos concluir que las palabras que emanan de la garganta son como una música que sólo será armoniosa en la medida que reflejen lo que realmente posee el corazón, en cuyo caso producirá acordes (y nunca mejor usado que aquí este término) por una bella fusión de la lengua y el corazón, ya que éste es como un ánfora o cofre en la que se ocultan pensamientos y cuya única llave es la lengua. De hecho, los vocablos la voz, se parece mucho fonética -y providencialmente- hablando a las palabras hebreas leb oz, que en castellano podríamos traducir como poder del corazón.
Nuestra palabra puede dar vida y puede dar muerte, y es la música en que encarna el espíritu que tiene residencia en el corazón. Como las cuerdas de una cítara, las cuerdas vocales modulan ese aliento que surge de los pulmones y en donde la sangre bombeada por el corazón es oxigenada, y mediante la cual las almas se comunican en este plano de la materia.
La lengua extraerá música (y por ende belleza y bondad) de la muda caja de resonancia que es el corazón en la medida en que se acuerde con dicho órgano, a la vez que la paz y armonía entre los hombres sólo se concertará en la medida en que se digan cosas ciertas y que anhelen el bien de todos. Música dulce como un fruto y medicina para las almas que deseen vivir en concordia.






verdad lengua llave y sello de los secretos del corazón (y justamente una llave se parece a un corazón (por el anillo) unido a una tráquea (el mástil, terminado en la clave para realizar la apertura de la cerradura, que tiene justamente la forma estriada de los anillos de la tráquea), laúd acordar acuerdo recordar (otra palabra asociada ala luz de corazón corazón

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